El pasado 21 de enero y ya con importantes restricciones en marcha, La Línea tocó techo situando su tasa de contagios por cada 100.000 habitantes en 2551.5, una de las más altas del país y especialmente en municipios de más de 50.000 habitantes.
La emergente cepa británica unida a una supuesta falta de medidas sociales entre los más jóvenes durante la época navideña, así como la cercanía de una también golpeada Gibraltar hacía presagiar un principio de año todavía más duro que el de 2020. Pero algo cambió ese día. Desde el 21 de enero, la tasa de contagios no ha hecho más que bajar, día tras día, no sin la lucha de un pueblo que sabe muy bien cómo anteponerse a la adversidad.
Primero llegó el cierre perimetral, después el cierre del comercio no esencial y mientras tanto, miles de familias linenses hicieron que el abstensismo escolar en La Línea de la Concepción durante enero rozara el 95%, asestándole así un revés a un virus que parecía haberse hecho fuerte en el municipio.
Tres semanas después, La Línea de la Concepción se sitúa hoy en los 506,1 contagios por cada 100.00 habitantes. Curiosamente, hace una semana, el comité de expertos decidió dejar el comercio linense cerrado pese a presentar números por debajo de 1.000 y ser claro candidato a abrirlo. Ahora, tan solo un puñado de días después, La Línea vuelve a ser candidata a reabrir el comercio no esencial esta misma medianoche y no solo eso, está a un suspiro de levantar el cierre perimetral. Un ejemplo de La Línea para el mundo entero.